En las residencias, ser espectador de las proyecciones de Paisajes Silentes
no solo es formar parte de la fila y contemplar el movimiento de la imagen.
Es tener la sensación de la proximidad de los otros;
saber que esa intimidad que se siente en la contemplación se comparte,
y que se forma parte de eso mismo que se comparte.
La carencia de contacto físico afectuoso
que se experimenta especialmente en la vejez,
acentúa la sensación de aislamiento que tienen muchos residentes.
En el trato social, el simple gesto de dar la mano para saludar, o dos besos si es procedente,
crea una atmósfera confortable que favorece una comunicación más relajada.
El tacto es un elemento de comunicación no verbal muy valioso
que amplía las posibilidades de expresión y de comprensión mutua.
Con respeto, el tacto hace posible compartir soledades
como sentimiento grato.